Aparte de ¿Tan joven y papá? o ¿Por qué no llama? es una de las preguntas más frecuentes que me han hecho en la vida.
Antes de responder a modo generalizado o simplemente mostrar mis motivos sin caer en un ¡Qué le importa, no sea sapo! -como buen colombiano- aclaro que no discuto estas cosas con gente que no vio el mundial de Italia 90, por razones que a continuación expongo.
Cuando conocí la verdadera dimensión del fútbol tenía siete años y un viejo amigo de mi padre (El señor Colmenares QEPD) me llevó al estadio a ver jugar a millonarios ya que mi padre no tenía tiempo a causa de su trabajo. Recuerdo como si fuera ayer que era un duelo Millonarios contra Junior cuando conocí la emoción de los goles, el fervor de una hinchada, pero también experimenté la repulsión de la fanaticada rival, hasta sentí ira al ver cómo los costeños nos gritaban: "¡Rolos, rolos, hijueputas!"* fue un día de muchas cosas nuevas para mi.
Confieso que casi me vuelvo fanático de millonarios en ese momento, pero al poco tiempo entendí que habían más caras que conocer del fútbol y sus pasiones.
No pasaría mucho tiempo para que llegara el día en que definitivamente entendí que el fútbol sería una de mis pasiones. En abril de 1989 se disputaron los cuartos de final de la libertadores entre Nacional y Millonarios en dos partidos muy emocionantes que le dieran el paso a semifinales a los verdes y en la mente del niño de siete años la imagen de millonarios pasó a un segundo plano después de el revuelo generado por la clasificación de Nacional que entre otras contaba con gran parte del equipo titular de la selección Colombia que a la postre clasificaría al mundial de Italia 90.
En mayo de 1989 en el estadio Nemesio Camacho el Campín, un equipo compuesto cien por ciento de jugadores colombianos respaldado por uno de los mejores arqueros del mundo en su época (René Higuita) se coronó como el primer campeón de Colombia en la Copa Libertadores de América.
Vi a mi padre llorar por primera vez, celebrando conmigo en brazos y repartiendo trago por doquier, la segunda vez sería el fallecimiento de mi abuela en diciembre del mismo año y la tercera cuando me fui de mi casa a vagabundear.
Como pueden ver fue el año del fútbol para mi, y ni se imaginan lo vivido en la copa mundo de Italia 90, edición en la que mejor nos fue como selección.
Esto es lo que tengo que decir como rolo hincha de un equipo distinto los de su ciudad natal.
¿Y por qué no poder decir de vez en cuando "a la mierda todo"?
Acaso qué erudito del pensamiento humano prohíbe mandar todo a la mierda, ¿es un pecado? si sencillamente termino este día quejándome del vacío emocional experimentado, ¿me van a reportar en datacrédito?
¿O quizás llegará un agente de policía chocando su bolillo contra la mano a pedir explicaciones del por qué de mi expresión?
Pues no señor, no es un delito dejar salir con toda la gana un ¡váyase a la mismísima mierda mi cabo!* o quien sea que abra los ojos más de la cuenta.
De hecho tengo la plena seguridad de que es algo terapéutico.
¿Se imaginan cuantos enfermos de cáncer se podrían evitar esta penosa enfermedad si dejaran salir sus emociones, más aún si estas son negativas?
Hasta en los círculos laborales se mejoraría el clima organizacional.
Piénselo, a lo mejor funcione mas un madrazo al aire relajante que una sonrisa hipócrita seguida de un fuerte dolor de cabeza.
*La referencia al cabo de la policía es la favorita de mi padre, "Ni mierda mi cabo".
¿Para qué una situación de estas, si ya sabemos el resultado? Llevamos repitiendo la misma historia por mas de 50 años y no hemos podido aprender que el odio y la intolerancia no se pueden borrar de nuestra cultura con lo mismo.
Yo no soy uribista, pero TAMPOCO -léase bien- tampoco soy "Anti-uribista". Creo que el jugar a "el que no está conmigo está contra mi" no es la opción mas viable en una sociedad tan corroída por los odios y resentimientos como la nuestra.
¿Por qué no construir a partir de la diferencia y ponernos todos en la tarea de cambiar la mentalidad? A ver si algún día salimos del circulo vicioso en el que estamos.
Puede parecer un tanto pacifista o lo que quieran, pero lo importante aquí es cambiar ya que si seguimos en las mismas pues iremos a llegar donde siempre, al mismo lado.